Autor y Retratado
El autorretrato fue uno de los grandes temas que acompañaron el desarrollo fotográfico a manera de experimento tanto en técnica como en concepto. Ver por primera vez una imagen representada que prácticamente es una copia de la realidad, resultó ser lo más atractivo para la época.
Para el año 1840, entre los grandes maestros fotógrafos que podríamos nombrar de este género, es Hippolyte Bayard con su obra “El ahogado”. Además de considerarse el primer autorretrato, indaga en el significado y la intencionalidad de su autorrepresentación desde la fotografía. El torso desnudo, la postura hierática, los elementos a su alrededor y el texto que acompañan la imagen, logran establecer una declaración puntual. Hypolite decide despojarse de su vestimenta y lograr una imagen potente que marca una nueva manera de compartir una nueva idea con el mundo.
«El Ahogado»
Bajo el contexto del surgimiento de la fotografía, esta obra muestra un Hippolyte Bayard quien probablemente estuvo horas frente a la cámara oscura con el fin de fijar la imagen. Tras conseguirlo realiza una oda a su inconformidad. El detonante, dar el crédito completo a Daguerre y no ser reconocido como inventor de la imagen fotográfica por parte del gobierno francés. Bajo el género del autorretrato, la imagen que muestra Hypolite se convierte en la primera fotografía realizada donde el autor crea y se muestra a él mismo bajo una representación fiel y objetiva de su existencia; pero que construye la fantasía de la muerte como analogía a su descontento.
Desde el partido conceptual de la auto representación bajo la idea de crear algo subjetivo como el reclamo, hasta la ejecución de la misma, Hippolyte brinda a los espectadores una imagen que comunica desde varios sentidos. En una época donde la naciente fotografía daba sus primeros pasos, el experimentar con la puesta en escena marcaba el inicio de un tipo de fotografía que, más que objetiva, se convertía en arte. El arte de lo disruptivo.
En consecuencia, el autorretrato se ha convertido en un medio de expresión subjetivo. El creador y por lo tanto retratado se ve sometido a las circunstancias impuestas de su propia existencia para el ejercicio fotográfico. Nan Goldin, David Nebreda, Alberto García Alix y gran cantidad de fotógrafos, han tomado el autorretrato como la representación de sus vivencias. Una cámara puede convertirse en un diario de pasiones, situaciones, miedos, intenciones y caminos por los que transcurren. Sus obras fotográficas se transforman en un reflejo de sus pensamientos más profundos como una exposición consciente de sus vidas.